13 Agosto, 2010

EL PLACER DE CUIDARSE…

Tengo que reconocer que, desde niña, soy muy coqueta y siempre me ha gustado cuidarme. Tal vez porque mis amigas eran más guapas, altas y atractivas que yo. Unos “pibones”, como dirían los jóvenes de hoy. Cuando te ocurre éso, intentas activar la imaginación para potenciar las muchas o pocas virtudes que puedas tener.

Es cierto que “de dónde no hay no se puede sacar”, pero sí disimular imperfecciones, realzar las facciones más destacadas y, sobre todo, aceptarte como eres. Eso es algo que yo fui aprendiendo con los años. Siempre he querido ser más alta, tener unos labios más carnosos, conocer el secreto para controlar la celulitis y, como no, poder lucir piernas al más puro estilo Adriana Karembeau…pero la naturaleza no me ha dado esas opciones. Tal vez por eso, decidí aceptar mi físico y conseguir ser más feliz al vivir con complejos.

Conseguirlo es algo que sólo te dan los años y la experiencia de vida. Cuando eres adolescente es difícil superar los complejos, sobre todo cuando todo el mundo te recuerda lo gorda que estás, la nariz a lo Cleopatra que tienes o que, como no crezcas, te van a acabar pisando por la calle.

El aceptarse es algo que acaba proporcionándote paz contigo mismo y con el entorno, llegando a importarte bastante poco las censuras de los demás. En el largo camino a la madurez, yo me fui cuidando siempre el aspecto físico. Y no lo hice por los demás, sino por mí misma. Tengo la “particular manía” de estar siempre presentable, por dentro y por fuera. No me olvido de una anécdota, que siempre me contaba mi madre cuando era niña, sobre una chica que había tenido un accidente de coche y, al desvestirla en la sala de Urgencias del Hospital al que la llevaron, los médicos tuvieron que sacarle la ropa interior con pinzas por lo sucia que estaba. Desde ese día, siempre he tenido claro que –aunque no se vea- hay que ir bien vestida por dentro.

Todo esto viene a cuento porque, como siempre he estado dándome tratamientos corporales desde adolescente, o haciéndome la pedicura y la cera mensualmente durante todo el año, me conozco la mayoría de los centros de estética (incluso del extranjero) más innovadores. No me gusta la cirugía ni los pinchazos (y eso que tengo amigos cirujanos estéticos),pero todo lo que sea natural y a base de cremas ¡¡me apunto!!.

En Majadahonda (Madrid) hay un paraíso para las buenas sensaciones. Masajes corporales de todo tipo, tratamientos relajantes y terapéuticos, pedicuras que crean adicción, amplio abanico de tratamientos para las manos..NAIL SPA es el lugar donde, cada tres semanas, me olvido de que existe el mundo y me dejo llevar por las mágicas manos de Diana y Liliane, que me hacen sentir el centro del universo. Salgo de allí renovada. Se lo he recomendado a los amigos, que de verdad quiero,…y ya son adictos al equipo que capitanea Virginia. Son ya muchas las caras conocidas que se acercan por allí. Más de un día he bromeado con ellas, “amenazánolas” con que voy a contar lo que allí se vive..pero todo queda en eso, en una broma. Os aconsejo que os deis una vuelta por allí. Ahora, eso sí, si vais ¡¡repetireis!!..Ese es el peligro de ese pequeño remanso de sensaciones…

www.nailspa.es

1 Comentario

Oscar | 18 Agosto, 2010

Sin duda uno de esos paraisos a donde tienes que acudir una vez al mes (como mínimo) aquí vas a encontrar grandes profesionales y mejores mujeres, simpáticas y tan agradables que te harán sentir como en casa.
No dejéis de ir.
Por cierto Amali …a, déjate de chorradas porque cada uno es como es y seguro que Adriana Karembeu no cocina como tu, jejeje. además no me niegues que tu belleza es innegable.